Cómo gestionar tu
comunicación no verbal en una entrevista de trabajo
La
comunicación no verbal juega un papel decisivo en la búsqueda de empleo,
especialmente en el proceso de selección. Sin embargo, lo más importante de una
entrevista de trabajo no ocurre durante la entrevista, sino mucho antes y justo
después. Mucho antes, en función de tu habilidad para imaginarla, anticiparte a
la situación y prepararla adecuadamente. Justo después, dependiendo del
recuerdo que consigas dejar en el entrevistador.
Estos dos
elementos son la clave del éxito. Si te entrenas a conciencia para el encuentro
y causas una buena impresión, tus posibilidades de hacerte con el puesto
aumentarán considerablemente.
¿Y cómo se
consigue esto? Pues ensayando mucho, grabándote en vídeo y corrigiendo cada
detalle hasta que todo resulte perfecto, hasta que te veas como desearías que
te viesen los demás.
El punto de
partida siempre es el mismo. Lo primero es preguntarte ¿por qué yo, por qué me
van a elegir a mí y no a cualquier otra persona? De esa pregunta surgirán otras
muchas, como cuáles son realmente tus fortalezas, si encajas en el perfil que
busca la empresa, o qué valor añadido puedes aportar. Es importante formularlas
todas -cuantas más, mejor-, y encontrar respuesta para cada una. Anótalas y
estúdialas. Serán tu nueva biografía profesional.
La
información es poder, pero a veces nos falla la información sobre nosotros
mismos. La primera ventaja en un proceso de selección de personal es tomar
consciencia de tus cualidades, y ser capaz de relacionarlas con el proyecto del
que deseas formar parte.
Si te
preguntas a quién elegirán finalmente, ya te respondo yo desde ahora: por lo
general, una empresa contrata siempre al candidato que más le conviene y, sobre
todo, al que más le gusta.
Si le
convienes o no lo dirá tu currículum, y no de cualquier manera, como veremos
más adelante. Gustarles o disgustarles dependerá en gran medida de tu capacidad
de persuasión. En ambos casos, la comunicación no verbal juega un papel
extraordinario.
Antes
de entrar en detalles, tres premisas genéricas a tener en cuenta:
· No improvises, ensáyalo
todo mucho antes. Tanto como sea necesario, hasta que tu conducta resulte
natural y espontánea.
· No mientas, pero si lo
haces, miéntete tú primero, o el lenguaje corporal te delatará. Sea lo que sea,
debes creértelo y sentirlo de verdad para convencer a los demás.
· Y si no tienes claro qué
mensaje deseas transmitir durante la entrevista, busca tu objetivo antes de
empezar con todo esto. De lo contrario, estarás perdiendo el tiempo, la energía
y quizás la autoestima.
Cuando llegue
el momento de enfrentarte a la entrevista de trabajo, tienes que estar
plenamente convencido de que eres la mejor opción. Y tienes que ser capaz de
demostrarlo ante quien sea, no solo con argumentos, sino también con tu
comportamiento no verbal. Tus gestos, expresiones faciales, postura,
apariencia, tu forma de manejar el espacio o tu propia voz, dirán mucho más que
las palabras.
Tranquilo. No
es tan complicado. Si lo sientes de verdad, tu cuerpo lo contará por ti.
Aun así, aquí
van mis 6 recomendaciones fundamentales para orientarte en el proceso:
1. Tu currículum eres tú. El valor de un currículum no viene definido
solo por su contenido, sino también por su presentación. El diseño habla de ti
casi tanto como tu conducta. Es como la ropa que vistes o el peinado que usas.
El currículum es el primer canal de comunicación no verbal que se activará en
el proceso de selección. La sensación que cause en el seleccionador hará que
vayas a la carpeta de los preseleccionados, o directamente a la papelera de
reciclaje. Por lo tanto, tómate tu tiempo y pide ayuda si la necesitas para
conseguir un diseño atractivo, limpio y sencillo, que facilite la lectura y
centre la atención en aquellos aspectos que te interese destacar, en el mensaje
que te propongas transmitir. Y mucho cuidado con la fotografía, debe reflejar
tu personalidad y cómo quieres que te vean los demás. Lo mismo ocurre con tus
perfiles en redes sociales. Son como las cookies en internet, lo cuentan todo
sobre tu forma de ser, hábitos, gustos, aficiones, ideología o creencias
religiosas. Cualquiera de esos detalles puede inclinar la balanza, en función
de las creencias del seleccionador.
2. Acepta los nervios. Los candidatos suelen sobrevalorar los
nervios en una entrevista de trabajo. Estar nervioso es algo lógico ante la
posibilidad de obtener un empleo o un ascenso profesional. Y quien te
entrevista lo sabe tan bien como tú. Si realmente eres el candidato idóneo, un
pequeño desliz no te hará perder el puesto. De hecho, no conozco a nadie
excluido de un proceso de selección solo por dar alguna muestra de nerviosismo.
A no ser, claro está, que la conducta fuera patológica y respondiese a una
personalidad neurótica y emocionalmente inestable, que no es tu caso. Espero.
Así que acepta los nervios como algo normal, olvídate de ellos y concéntrate en
el resto. Evita las muecas y los gestos adaptadores, como rascarte, tocarte la
cara o el pelo, frotarte las manos, removerte incómodo en el asiento, o
manosear la ropa o algún objeto. Mientras estés quieto y tu expresión facial
sea positiva, todo irá bien. Lo importante es transmitir con tu actitud los
valores que te hayas propuesto demostrar: honestidad, responsabilidad,
compromiso, entusiasmo o capacidad de reacción, por citar solo algunos ejemplos.
3. Cuida tu aspecto. La primera impresión cuenta más de lo que
crees. En menos de un segundo causarás un buen o mal impacto a tu
entrevistador. Sí, ¡menos de un segundo! Está demostrado científicamente. El
cerebro emocional del evaluador se formará una primera opinión de ti nada más
verte, y ese criterio condicionará el resto de la entrevista. No tienes margen
de error alguno: viste de forma discreta y cuidada. Si es posible,
compatibiliza tu estilo personal con el de la empresa y puesto al que aspiras.
Nada de extremos ni extravagancias. Huye de los excesos en complementos. Busca
siempre el término medio. Y en caso de duda, recuerda que menos es más. Si
descuidas tu imagen –incluido tu currículum o perfiles en redes sociales-,
pueden pensar que descuidarás también tu trabajo. Pero tampoco vayas como a la
boda del año, tienes que sentirte cómodo con tu atuendo y aspecto, para no
transmitir inseguridad. Excluyo el tema de la higiene personal por obvio, pero
mucho cuidado, porque no solo es cuestión de ir limpio y aseado, sino además,
de parecerlo. En esto, toda precaución es poca. No olvides que el pelo también
es un importante indicador: alguien que luce un pelo cuidado parecerá siempre
una persona cuidadosa. Por el contrario, una prenda mal planchada o un calzado
en mal estado serán suficientes para distraer la atención del evaluador.
4. Prudencia con los
aromas. En cuanto a los aromas,
lo destaco como una recomendación aparte por su importancia. La explicación es
sencilla y cuenta con el aval de la ciencia: el olfato está asociado a una de
las emociones básicas más primitivas, el asco. Su función es alejarnos de lo
que nos repugna, ya sea un alimento en mal estado o un aspirante en apuros. Una
vez que la pituitaria genera ese malestar no hay nada que lo remedie. Además,
las emociones intensas son el estímulo más potente para la memoria, por lo que
un olor inadecuado puede marcar negativamente tu imagen, y afectar de manera
inconsciente al recuerdo que guarden de la misma. Incluso si el aroma es bueno,
el resultado puede ser malo. Tan nociva puede ser la fisiología como la
química, tan molesto el olor corporal como el exceso de perfume. Si usas
alguno, que sea lo más suave y discreto posible. Y nada de ponértelo con los
dedos o en las palmas de las manos: dejarías tu aroma impregnado en tu
evaluador al saludarle, y puede que no le guste. En ese caso, el desagrado
quedará asociado en su memoria a tu persona.
5. Extrema la puntualidad. El tiempo también comunica. La
impuntualidad se paga muy cara: tu entrevistador puede interpretarla como
desinterés, irresponsabilidad y falta de respeto. Además, las prisas y agobios
de última hora te provocarán más estrés y ansiedad. Mejor llegar con margen
suficiente. Tampoco desesperes ni pierdas la concentración si te hacen esperar.
Aprovecha para relajarte y repasar mentalmente tu estrategia y objetivos. Si te
da más tranquilidad, llévate una buena lectura. Cuidado con los espacios
comunes, accesos y zonas de espera, cualquier responsable de la empresa puede
observarte sin que seas consciente. Lo mejor, antes de salir de casa adopta el
rol y la actitud que quieras expresar, como si la prueba empezara desde el
mismo momento en que pisas la calle. ¡Será la interpretación de tu vida! (Aunque
te estarás interpretando a ti mismo).
6. Transmite seguridad. Camina erguido y con paso seguro. Ni
deprisa, ni despacio. Adopta una postura estable, abierta y simétrica.
Establece contacto visual y sonríe con amabilidad, también al resto de personas
que te cruces al entrar o salir. Saluda con un apretón de manos firme y
completo, que las dos palmas encajen perpendiculares al suelo. No toques con la
otra mano el brazo de tu evaluador ni su hombro. Nada de palmadas amistosas,
nada de besos ni de invadir su espacio de intimidad. No te acerques a menos de
50 centímetros y todo irá bien. Tampoco pongas nada sobre su mesa ni toques sus
objetos personales. Desconecta el móvil y olvida el reloj. No cruces los brazos
ni metas las manos en los bolsillos al estar de pie. Tampoco cruces las piernas
al sentarte, y si lo haces, construye una pose discreta. No te sientes hasta
que te inviten, ni seas el primero en hacerlo. Mucho menos, recostarte en el
asiento. Mantente derecho, asiente con la cabeza y devuelve feedback positivo
cuando te hablen. No escondas las manos detrás de la mesa y gesticula con
naturalidad cuando hables. Modera y modula tu voz para que suene serena y
segura. No te precipites ni atropelles. El tono reflexivo, mejor que el
imperativo. Recuerda hidratar bien las cuerdas vocales, evita ese día las
sustancias irritantes como el café y, obviamente, ¡no mastiques chicle!
En
conclusión...
…recuerda
siempre la importancia de la comunicación no verbal a la hora de transmitir un
mensaje, y no olvides que en una entrevista de trabajo el mensaje eres tú. Ten
en cuenta estos seis consejos, siente de verdad los valores y capacidades que
deseas comunicar, y todo irá bien: tu cuerpo hablará por ti.
Hay dos tipos de personas en el mundo, aquellos que buscan al
abogado para evitar un problema legal y otros que lo buscan justo cuando tienen
el problema, y aquí están las dos más grandes diferencias entre el que pierde y
el que gana.
Aporte realizado por el Profesor Universitario
Abg. Erik Jimenez
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